SINOPSIS

¡Ajustensé los cinturones! “Parque Lezama", la obra adaptada y dirigida por Juan José Campanella, es un viaje enloquecido por la condición humana. Parece mentira que estos dos "abuelos", uno un mal humorado que tiró la toalla hace rato y el otro un tipo cabeza dura y luchador sean como un dúo de cómicos de la época dorada de la Comedia.

Por un lado está León, (actuado por la leyenda viviente Beto Brandoni), un tipo muy rápido y sin vueltas. Tiene una boquita que haría sonrojar a un marinero, y después enamorarlo con su honestidad brutal. León tiene un ingenio más filoso que una navaja, es un ninja de la lengua que voltea todas las mentiras del mundo, remate por remate.

Por el otro está Cardozo (un Eduardo Blanco ovacionado de pie todas las funciones), un tipo protestón y cascarrabias que vio de todo, hizo de todo, y todavía no puede encontrar ni una pizca de optimismo en el mundo. Su lema es “si no me joden, no jodo”. Pero debajo de esas capas de cinismo tiene un corazón de oro, que fue lastimado más de una vez.

Estos dos “abuelos”, León y Cardozo, son como la Extraña Pareja con esteroides. No paran de discutir, pero uno no puede evitar enamorarse de ellos. Un par de bichos raros inadaptados, pelean las batallas de la edad, la sociedad y de ellos mismos, con dosis masivas de humor irreverente.

Y agarrate con el diálogo de esta obra. Es una clase maestra de humor y observación. Hablan de todo, desde política y sociedad, de la vejez y las relaciones, y no se guardan nada. Es un duelo verbal a muerte, con sablazos de carcajadas a la velocidad de la luz. Este diálogo brillante borda un tapiz de conexiones con un grupo diverso de personajes, ya sea la hija de León, el jefe de Cardozo, un pibe chorro, una joven en serios problemas y hasta un traficante de drogas. Todos deberían enfrentarse al humor, la humanidad y el coraje de Antonio y León.

“Parque Lezama” es un vertiginoso viaje de ingenio y sabiduría, con toques abundantes de comentario social, sátira mordaz y un derroche de humanidad. Es una obra que nos recuerda que aún en los años del ocaso se pueden encontrar risa y camaradería en los lugares más inesperados. Así que pónganse cómodos y prepárense para descostillarse de risa y, el que avisa no traiciona, derramar más de una lágrima de emoción. Es un viaje frenético, maravilloso, y brutalmente honesto por las subidas y bajadas de la vida.